La República Popular Democrática de Corea (RPDC) —el nombre oficial de Corea del Norte— considera que las armas atómicas son la mejor herramienta para la supervivencia de su sistema vigente.
Bandow recordó que durante su última visita a Pyongyang el verano pasado, los funcionarios gubernamentales norcoreanos apuntaron que la política de Washington era "hostil" y recurría a las "amenazas nucleares".
El columnista destacó que los riesgos para Washington aumentarían mientras Pyongyang se hiciera con la capacidad confiable de realizar un ataque de represalia contra el territorio continental de Estados Unidos. Bandow enfatizó que un 'ataque preventivo' contra Corea del Norte solo resultaría en una guerra horrenda y sin cuartel.
El autor describió que en este caso los soldados estadounidenses morirían en batalla, mientras la República de Corea —nombre oficial de Corea del Sur— sufriría daños y bajas significativas. Los norcoreanos, por su parte, también morirían en cantidades enormes, añadió.
Una difícil decisión
Bandow admitió que es posible que Kim Jong-un reconozca tarde o temprano que el espíritu empresarial es importante para el dinamismo económico. Luego, el líder norcoreano tendrá que elegir entre el desarrollo económico y el control político, o al menos, hacer concesiones en este respecto.
Ciertas reformas liberales ya contribuyeron al crecimiento del bienestar, sobre todo en Pyongyang, y el líder norcoreano puede reconocer la utilidad de este enfoque, de reducirse la 'amenaza externa'.
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En este sentido, si el Gobierno actual de Pyongyang empieza a entender que la amenaza para su existencia está desapareciendo, entonces la situación puede mejorar considerablemente, de ahí que el 'problema norcoreano' pueda ser resuelto.
La capacidad de otros países de influir sobre la política norcoreana ya es muy limitada. Las negativas a negociar con Pyongyang solo aumentarían su sensación de amenaza y no contribuirían nada a la solución.
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