Esto se debe a que se han recortado los fondos destinados a estas piezas, explica el organismo de vigilancia del gasto público, la Oficina Nacional de Auditoría.
Un oficial retirado dijo que había una auténtica epidemia de 'canibalización' que estaba socavando la moral de los ingenieros navales. La práctica, oficialmente, se considera un último recurso, pero ha aumentado en un 49% desde 2012. Los ingenieros tuvieron que 'transplantar' partes entre embarcaciones casi 800 veces tan solo durante 2016.
Las fragatas de tipo 23 y los submarinos de clase Astute, junto con los helicópteros Merlin, se ven más afectados por este problema que los demás. Paulatinamente se van usando componentes de estos submarinos mientras todavía están siendo construidos, lo cual provoca retrasos en las entregas.
Los buques de guerra que regresan de sus operaciones suelen ser despojados de algunas de sus piezas a las pocas horas del amarre, de modo que los componentes puedan introducirse a otras naves que se preparan para partir.
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