Carles Puigdemont declaró que cree que la respuesta de España hace imposible el diálogo entre ambos gobiernos y agregó que sus decisiones siempre han buscado la prudencia y no forzar a los funcionarios, y cree que la querella presentada por el Fiscal General del Estado por rebelión "no se sustenta jurídicamente".
Preguntado por el viaje a Bruselas, el hasta el 27 de octubre presidente de la Generalitat respondió que el objetivo es evidenciar el problema en el corazón de Europa, Bruselas y que no planeaba solicitar asilo.
"Nosotros no hemos venido a Bélgica, sino a Bruselas, que es la capital de Europa. El matiz es importante. Hemos venido a buscar las garantías que no nos ofrece España (…) No estoy aquí para solicitar asilo; estoy aquí porque es la capital de Europa", defendió.
Volvió a reiterar que el Gobierno catalán no abandona sus funciones y que "una parte de él" seguirá, desde Cataluña, defiendiendo "el futuro del país".
Sobre las elecciones al Parlamento de Cataluña convocadas desde el Gobierno central para el 21 de diciembre, Puigdemont instó al presidente de España, Mariano Rajoy a "aceptar los resultados" sean los que sean, y se dirigió a él directamente: "¿aceptará los resultados si quien gana es una mayoría independentista, sí o no?", espetó.
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Preguntado por el tiempo que plantea quedarse en Bruselas, Puigdemont afirmó no saberlo y aseguró que "dependerá de las circunstancias y de la reacción del Estado". Los miembros del cesado Gobierno de Cataluña dicen tener la conciencia tranquila: "Estamos convencidos de que si hemos optado por principios y valores como la libertad y la democracia es imposible que las acusaciones del Estado lleguen a buen puerto", ha dicho Joaquim Forn, el consejero cesado de Interior de la Generalitat de Cataluña.