Los expertos analizaron el nivel de contracción del eccema alérgico en bebés cuyas madres estaban en casa con un perro al menos durante una hora al día. Resultó que, en este caso, los recién nacidos padecían de erupciones con mucha menos frecuencia. Sin embargo, el efecto positivo disminuía a medida que el niño crecía y desaparecía por completo cuando tenía 10 años.
Además, los científicos también descubrieron que la presencia de un perro en casa suaviza los síntomas de los niños que sufren asma alérgico. El factor principal para explicar ese fenómeno es el efecto de las bacterias presentes en las mascotas.
Los autores del informe, sin embargo, advierten de que estos beneficios no se dan en personas alérgicas a los perros.
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