La pista tiene una peculiaridad: es metálica. Debido al caprichoso clima de Matua, los ingenieros de la Flota del Pacífico han optado por una pista compuesta por placas perforadas de hierro unidas entre sí.
Российский самолет испытал новый аэродром на Курилахhttps://t.co/wOPkUbHck8 pic.twitter.com/AFa8TbuNEt
— Телеканал "Звезда" (@zvezdanews) 26 октября 2017 г.
La nueva pista transcurre parcialmente sobre dos viejas pistas construidas en época del Imperio japonés, informa la cadena Zvezda. El vídeo con la construcción de la pista metálica y el aterrizaje de la aeronave puede verse pulsando en este enlace al portal de la cadena.
МО РФ оборудовало ВПП на о. Матуа (Курилы) с использованием металлических аэродромных плит. Бывший японский аэродром, фото 2016 г pic.twitter.com/R6IcvC0S4j
— Max Grishin (@GrishinMax) 13 сентября 2017 г.
La decisión de construir en Matua la nueva base de la Flota del Pacífico fue tomada por el Ministerio de Defensa de Rusia en 2016.
Россия строит базу на Матуаhttps://t.co/r1fQeyNUfi pic.twitter.com/gxbBPumr5p
— Яйцокриль (@yaycekril) 26 октября 2017 г.
"La nueva base es necesaria para proteger las Kuriles, en primer lugar, para la defensa antiaérea de las islas. En segundo lugar, para garantizar la presencia militar de Rusia en el área, especialmente por el hecho de que los japoneses reclaman las islas. Esto también es una señal política para Tokio", declaró al periódico Vzglyad el primer vicepresidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, Konstantín Sivkov.
Hasta la fecha, las bases de la Flota del Pacífico se encontraban únicamente en Vladivostok y Viliuchinsk (Kamchatka).
"La nueva base es necesaria, aunque solo sea porque la Flota del Pacífico está dividida en dos partes: la de Kamchatka y la de Primorie. En caso de guerra sería imposible conectarlas entre sí. Es por eso que la base intermedia es absolutamente necesaria", subraya Alexandr Jramchijin, vicedirector del Instituto de Análisis Político y Militar.
Un regalo del volcán
La URSS obtuvo Matua de Japón tras la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, la isla no siempre había sido japonesa.
A mediados del siglo XVIII, los ainu, los indígenas de las Kuriles, se convirtieron al cristianismo y se declararon súbditos del zar ruso, al que pagaban sus tributos con pieles de animales.
En 1875 Matua, como todas las Kuriles rusas, fueron transferidas a Japón a cambio del reconocimiento de los derechos rusos sobre Sajalín.
Así, Matua se convirtió en la principal base del Imperio japonés en las Kuriles, un lugar misterioso, que todavía hoy guarda muchos secretos.
La isla conserva los restos de una base para submarinos japoneses y una ciudad subterránea con líneas de ferrocarril que se esconden en el volcán. En 1945, antes de rendirse al Ejército Rojo, la guarnición japonesa hizo estallar la mayor parte de los pasadizos de esta 'ciudad subterránea', pero poco a poco se conocen más detalles de las antiguas instalaciones militares niponas en el lugar.