El litigio surgió a raíz de la idea de crear una compañía que opere el sistema de transporte de gas. Esta nueva estructura se encargaría de administrar los gasoductos en territorio ucraniano. Además, las discrepancias aumentaron por los debates en torno a la posibilidad de contratar a mano de obra extranjera para este sector.
Es más, Ucrania podría estar luchando por el destino de un sector que tiene los días contados. Para el año 2020, los gasoductos del país prácticamente no contarán con el tránsito de gas proveniente de Rusia, que es el principal suministrador.
Moscú planea optar por otros proyectos como el Nord Stream 2 y el Turkish Stream, destacó Alexandr Raksha, representante de la consultora NEO Center. En su opinión, Gazprom puede limitar su volumen de tránsito de gas a través de Ucrania hasta los 15.000 millones de metros cúbicos.
"Esta medida casi eliminaría la relevancia del operador del sistema de transporte de gas ucraniano, ya que para mantener su rentabilidad es necesario bombear al menos 60.000 millones de metros cúbicos", comentó el experto.
Para fortalecer su posición, Naftogaz atrajo al influyente imperio financiero de los Rothschild, que ha tenido numerosas inversiones en Ucrania. El 19 de octubre, la compañía estatal informó de que Rothschild S.p.A., la rama italiana del conglomerado familiar, ayudará a Naftogaz a encontrar inversores y socios que quieran participar en la gestión del Operador GTS. Los Rothschild recibirán por sus servicios casi 4 millones de dólares.
Estos inversores consideran que Ucrania es un país atractivo para hacer negocios. A principios de octubre, Naftogaz anunció que había alcanzado un acuerdo con la compañía Rothschild S.p.A. El jefe de las oficinas de Rothschild en Europa Central y del Este, Giovanni Salvetti, dijo que el país eslavo ha vuelto al mapa de los inversores gracias a la normalización del ambiente para los negocios y la situación económica.
El Gobierno, por el momento, no está dispuesto a hacer concesiones en la privatización de las tuberías y por eso tiene que enfrentarse a presiones de la Unión Europea, los Rothschild y Naftogaz.
A medio plazo, el conflicto entre el Gobierno y Naftogaz será poco relevante y no importará quién se salga con la suya dado que la mera existencia y desarrollo del Operador GTS depende directamente de que Rusia suministre gas natural a través de su vecino, resumió el experto Marat Yúlin en un artículo para Izvestia.
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