"El lema de la marcha de hoy es 'inaceptable', porque no podemos tolerar no sólo a Temer, sino todo el paquete de retrocesos que estamos viviendo en Brasil", comentó a Sputnik Gabriel Salles, productor cultural y uno de los presentes en la concentración de inicio de la marcha, frente a la iglesia de la Candelaria.
La marcha estaba convocada para presionar a los 512 diputados que el 25 de octubre decidirán si dan luz verde a la denuncia que pesa contra Temer por obstrucción a la Justicia y pertenencia a organización criminal, aunque la lista de motivos para salir a protestar iba más allá de los problemas judiciales del presidente.
El clima entre los presentes era de pesimismo por dos motivos: por la casi certeza de que Temer logrará los votos suficientes para aparcar la denuncia y por la escasa asistencia de manifestantes, que aunque sumaban varios cientos no constituían la protesta masiva que el contexto requiere, según Arruda.
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En opinión de esta exfuncionaria del Estado, "nunca" se vio una desmovilización tan grande de la izquierda.
Para el joven productor cultural ha triunfado el pensamiento de que "no sirve de nada" protestar y también carga contra la izquierda, dividida justo cuando más debería enfrentarse al Gobierno que califican de "golpista", en referencia al proceso de "impeachment" que destituyó a la expresidenta Dilma Rousseff (2011-2016) y aupó a Temer al poder.
Frente al pesimismo algunos de los manifestantes veían la protesta como una forma de mantener la dignidad es un momento muy crítico para Brasil: "La esperanza que nos queda es que nos dejen un poco de país para cuando consigamos retomar democráticamente el poder", decía Arruda.
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Las elecciones generales en Brasil serán en octubre de 2018 y por el momento todo indica que hasta entonces el actual Gobierno permanecerá en el poder.
Para animar a una amiga recién llegada a la manifestación Arruda citaba algunas pequeñas "victorias" conseguidas en los últimos meses.
La votación que tendrá lugar el miércoles en la Cámara decidirá si Temer debe sentarse en el banquillo para responder por dos delitos: obstrucción a la Justicia y pertenencia a organización delictiva.
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El exprocurador general de la República, Rodrigo Janot, llegó a acusarle de ser el "líder" de la trama corrupta instaurada en su partido, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) que habría desviado hasta 587 millones de reales (188 millones de dólares).
El presidente brasileño pasó por este mismo proceso hace unos meses, después de ser denunciado por un delito de corrupción pasiva por presuntamente haber recibido sobornos del grupo JBS, pero los diputados decidieron archivar la denuncia, con 263 votos frente a 227.
Si en esta ocasión la denuncia sale adelante Temer será apartado de su cargo durante al menos seis meses, mientras tiene lugar el proceso judicial en el Tribunal Supremo Federal.
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Si logra la mayoría suficiente seguirá al frente del Gobierno, aunque responderá por estos cargos ante la justicia ordinaria cuando deje la presidencia dela República.