El 19º Congreso del Partido Comunista de China ha concluido con un importante hito: el pensamiento de Xi Jinping, el actual líder del gigante asiático, ha sido incluido en los documentos que rigen la organización política de la nación. Esto lo pone al mismo nivel que el líder de la Revolución China, Mao Zedong, y Deng Xiaoping, artífice de las reformas económicas que emprendió Pekín a partir de los años 80.
De esta manera, el líder chino busca "reordenar" al Partido Comunista de China, luchar contra la corrupción y eliminar "tensiones internas y divisiones".
Estas políticas se combinarán con "un camino de cambio económico que se inició hace cinco años, con su primera etapa de gestión", aseguró Cesarín, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
"Creo que va a persistir en esta senda que ha trazado, que se enmarca dentro de una gran visión que ha diseñado e imagina para su país de total restauración y posicionamiento de China como potencia mundial a través de lo que se denomina como 'sueño chino'", aseguró el experto.
"Creo que [Xi] está muy ilusionado y ha puesto a China muy activa y a tono con uno de los grandes puntos que la historia y la cronología van a definir en los próximos años", aseguró el experto.
A partir de lo emanado en el Congreso, el líder chino seguirá en su cargo al menos hasta el 2022. Este nuevo mandato abarca una fecha "simbólicamente" importante para el país, ya que el Partido Comunista festejará su centenario en 2022. Es de esperar que en estos años la figura presidencial siga manteniéndose al centro de la escena política, dijo el experto.
"Uno de los objetivos más importantes de Xi Jinping es convalidar su liderazgo a través de un impulso muy fuerte de la disciplina intrapartidaria y la centralidad de la doctrina. A partir de ahí la idea de darle la fuerza suficiente a esta nueva visión, incluso poniéndolas en línea con las grandes directrices de Mao Zedong y Deng Xiaoping", destacó Cesarín.
Su modelo de conducir contrasta con el Gobierno de Donald Trump, que ha aumentado la confrontación entre Washington y Pekín a partir de su llegada a la Casa Blanca en enero de 2017.
A criterio del analista, "es importante para la estabilidad global" que exista un diálogo entre ambas potencias, "moderado por una práctica diplomática intensa", más allá del relacionamiento entre los presidentes.
"Frente a un liderazgo cuestionado como el del presidente de EEUU que está atravesando duras críticas, con un Gobierno que no alcanza a ser formado completamente —porque no todos fueron nombrados y otros renuncian— la cohesión de un país como China contrasta con algunos factores de tensión dentro de la democracia estadounidense", expresó el experto.
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