Los investigadores de la Universidad de Carolina del Norte llegaron a tal conclusión tras estudiar los datos del ejercicio físico y los de la vida sexual de varias mujeres.
Los resultados de su investigación demostraron que las mujeres más deportistas, las que llevan horas entrenándose en el gimnasio en el afán de eliminar el tejido graso, no sienten prácticamente atracción sexual.
Resulta que el agotamiento que suele surgir tras hacer demasiado ejercicio físico puede empeorar el funcionamiento de la hipófisis. Como resultado, la glándula pituitaria empieza a segregar bajos niveles de testosterona y estrógeno.