Las fuerzas de Irak establecieron el control sobre una serie de centros estratégicos en la provincia de Kirkuk, incluidos unos yacimientos petrolíferos, una central eléctrica y una base militar, entre otros.
La noche del 15 al 16 de octubre el primer ministro de Irak, Haider Abadi, de acuerdo con la autorización del Parlamento, lanzó una operación para proteger la integridad del país y recuperar Kirkuk, provincia petrolera del norte controlada desde 2014 por los peshmerga kurdos.
El conflicto entre Bagdad y Erbil se agravó tras el referéndum no vinculante en el Kurdistán iraquí, en el que un 93% de los electores, según datos oficiales kurdos, votó por separarse de Irak y proclamar la independencia.
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La consulta popular, calificada de ilegal por el Gobierno central, se llevó a cabo tanto en la región autónoma como en las áreas disputadas, entre ellas Kirkuk.