Los despidos han afectado a ingenieros, gerentes y trabajadores y llegan en un momento en el que la empresa norteamericana no llega a las cuotas de producción prometidas de su nuevo sedán Model 3, llamado a expandir el mercado de los vehículos eléctricos haciéndolo más asequible (35.000 dólares).
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Según la compañía, la decisión obedece a motivos de reorganización de plantilla y productividad y espera volver a ocupar los puestos de trabajo de unos 400 o 700 empleados con nuevas contrataciones.
"Como pasa en todas las empresas, especialmente con aquellas con más de 33.000 trabajadores, los informes de productividad a veces implican que se tengan que ir empleados", ha dicho un portavoz de Tesla. "La empresa continuará creciendo y contratando a trabajadores por todo el mundo".
Los testimonios, siempre desde el anonimato, de los trabajadores de Tesla posteriores a los despidos hablan de que "ha caído la moral en muchos departamentos de la empresa", conocida por su alta valoración de competitividad y productividad de trabajo.
El presidente de la compañía, Elon Musk, espera llegar a producir 5.000 unidades del nuevo Model 3 a la semana, una cifra que requeriría —a pesar de la alta automatización de la cadena de producción— de unos niveles de productividad más elevados.
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A su vez, el portal Electrek, dedicado a los vehículos eléctricos, señala que a pesar de la cantidad considerable de los despedidos, esta es minúscula en comparación con toda la plantilla de la empresa, que, además, tiene unos 2.500 puestos de trabajo vacantes.