En realidad, es de esperar que el carro de combate no entre en servicio antes del 2040, informa el medio Scout.
Está previsto que el nuevo tanque sea más ligero gracias al uso de materiales compuestos, en comparación con los Abrams, cuyo peso ronda las 72 toneladas. Los diseñadores quieren reducir este índice al menos en un 20%, lo que permitiría aumentar la maniobrabilidad del tanque incluso en zonas casi intransitables.
El tanque del futuro aparecerá solo después de que el Ejército de EEUU reciba el carro de combate modernizado Abrams M1A2 SEP v4, que está programado para la década del 2020.
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Este parece el límite para el Abrams: los diseñadores no saben cómo se puede seguir modernizando esta plataforma.
El medio ruso Rossiyskaya Gazeta señala que es poco probable que este nuevo modelo sea capaz de competir con los rusos T-14 Armata. De ahí que el Pentágono haya iniciado la búsqueda de nuevas soluciones, concluye el artículo.
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