"Se trata de uniformados de la Policía Antinarcóticos que estaban prestando seguridad en los programas de erradicación de cultivos ilícitos (…) y no se descartan otras medidas sobre otros miembros de la Fuerza Pública", dijo Villegas a la estatal Radio Nacional de Colombia.
Al respecto Villegas indicó que la suspensión de los cuatro policías se hace con el fin de que "puedan estar permanentemente a disposición de las autoridades", pero no significa "que sean culpables".
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De igual modo, agregó que no tiene pruebas de que los policías hubieran manipulado la escena del crimen.
Cerca de 1.500 cultivadores de coca mantenían el jueves un cordón humanitario en la zona rural de Tumaco (Nariño, suroeste) para evitar que los agentes erradicaran de manera forzosa sus cultivos ilícitos, que son su único modo de sustento.
La policía, por su parte, sostuvo que los hechos fueron responsabilidad de una facción disidente de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que incitó a los campesinos a formar el cordón humanitario y que luego disparó contra los agentes y los campesinos y lanzó pimpinas de gas a modo de morteros.
Sin embargo, los cultivadores negaron que en el momento de los hechos hubiera disidentes de las FARC, y argumentaron que ninguno de los policías resultó herido o muerto, como sí ocurrió con los campesinos.
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La situación se agudizó más aún el domingo, cuando una comisión humanitaria conformada por integrantes de varias organizaciones no gubernamentales y algunos periodistas fue hostigada al parecer por miembros de la policía que lanzaron granadas de aturdimiento y dispararon al aire cuando el grupo trató de llegar al lugar de los hechos.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), Tumaco, con más de 23.000 hectáreas sembradas, registra el 16% de todas las plantaciones de uso ilegal en el país.
El Gobierno de Colombia recibe una fuerte presión de Estados Unidos, que ha advertido que descertificará al país sino logra poner freno al incremento de los cultivos de coca, que aumentaron un 18% entre 2015 y 2016, al pasar de 159.000 hectáreas sembradas a 188.000.
Durante ese mismo tiempo, la producción de cocaína subió un 37%, de 520 toneladas en 2015 a 710 toneladas en 2016.