"Los acuerdos de libre comercio no son panaceas por sí solas para generar desarrollo económico", dijo Guajardo, titular de la cartera de Economía del gobierno federal mexicano.
El TLCAN, que ha estado vigente desde 1994 entre los tres países de Norteamérica, "sin duda ha sido un acuerdo que ha transformado drásticamente la geografía económica mexicana, hay una transformación a fondo y un nivel de sofisticación manufacturera totalmente transformada".
Al mismo tiempo, a lo largo de los 23 años de comercio e inversiones libre de aranceles "hubo cambios radicales positivos en el marco legal para la certidumbre de las inversiones".
Si no hay un acuerdo beneficioso para las tres partes, México "simplemente está listo también para el escenario del Plan B, que sin duda no será fácil".
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Más de dos décadas después, el país latinoamericano, en ese escenario, "encontrará fortalezas en la economía mexicana y en sus capacidades de comercio exterior para poder librar cualquier dificultad", afirmó Guajardo.
Nuevo mapa latinoamericano
Se refirió a los "nuevos vientos" en América Latina: "el cambio de visión en Argentina, un nuevo y necesario reposicionamiento de Brasil frente a su integración global; sin duda, los buenos avances que ha habido en Alianza Pacífico [Chile, Colombia, Perú y México], y la intención clara de poder extender la capacidad energética y productiva hacia Centroamérica ofrecen un nuevo marco", prosiguió el jefe de la cartera económica federal.
"¿Acaso no es tiempo, con el cambio de poderes en Ecuador, explorar la disponibilidad para que ese mapa continuo del Pacífico latinoamericano se complete con un acercamiento con el presidente de Ecuador (Lenín Moreno)?" interrogó el alto cargo mexicano.
Desde los años 1970, en 45 años el producto interior bruto (PIB) en el mundo se duplicó o más que duplicó, con un "impacto profundo en la distribución productiva" en las economías globales.
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Guajardo analizó cómo se distribuía la inversión extranjera directa con fines productivos en el año 2000, fecha en que las economías desarrolladas absorbían el 80% de la inversión extranjera directa que se generaba en el mundo.
"Ya para el 2012 los flujos se dividían en la mitad entre lo que iba a economías desarrolladas y lo que iba a economías emergentes", tales como Brasil, México, India, China y Rusia.
Lo que los negociadores del acuerdo trilateral norteamericano puedan hacer y estén dispuestos a lograr "no sólo tiene que pasar por la prueba del ácido y de la mexicanidad (sic) del negociador, sino que tiene que ser suficiente para que un Senado, decida si se aprueba o no".
La democracia —estimó— ayuda de esta manera a defender posturas en el contexto de negociaciones internacionales: "seguramente que este acuerdo tiene que ser al fin del día un acuerdo ganar—ganar—ganar para las tres partes".
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La asamblea empresarial anual está orientada a fortalecer los lazos de unión entre empresarios líderes de la región, autoridades de Gobierno y representantes de organismos internacionales.