Esto se afirma en un estudio publicado en Earth and Planetary Science Letters.
En el nuevo trabajo, los científicos calcularon las cantidades de gases que se elevaron de las lavas que salían desde la superficie del cuerpo celestial y mostraron que esos gases se acumulaban alrededor de la Luna para formar una atmósfera transitoria.
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La atmósfera fue más espesa durante la mayor actividad volcánica hace unos 3.500 millones de años. Al aparecer, habría persistido durante unos 70 millones de años antes de perderse en el espacio.
Cuando el satélite natural tenía esa atmósfera, estaba casi tres veces más cerca de la Tierra de lo que está hoy y habría aparecido en el cielo casi tres veces más grande.