“Hoy es un día de fiesta para el mundo, y estamos orgullosos como rusos y exsoviéticos de que gracias al esfuerzo de todo nuestro pueblo fue posible la hazaña que conmemoramos y que abrió la era espacial el 4 de octubre de 1957 a las 22 horas y 38 minutos (hora de Moscú)”, dijo a Sputnik el primer secretario de la embajada rusa en La Habana, Vladímir Yaroshevski, tras dejar abierta la muestra.
El diplomático fue el orador principal en una ceremonia a la que asistieron funcionarios de la embajada de Rusia en Cuba, integrantes de la comunidad de rusos residentes en la isla y sus familiares y especialistas del museo.
“Lo importante es que ya no podemos imaginar nuestras vidas sin estos ingenios pues en cualquier lugar del planeta es posible ubicar el posicionamiento geográfico con bastante precisión gracias a los satélites”, expresó a modo de ejemplo.
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Yaroshevski vinculó esa tecnología conocida universalmente hace 60 años gracias al vuelo del primer Sputnik con los sistemas de salvamento marítimo, en los desiertos, el sondeo de los recursos minerales terrestres, el monitoreo de los huracanes y los pronósticos meteorológicos, los incendios forestales, la comunicación telefónica planetaria, Internet, la televisión internacional, “todo lo cual depende de los satélites”.
“En fin, son infinitas las aplicaciones de la ciencia y la tecnología a partir del acontecimiento que hoy conmemoramos”, agregó.
Subrayó el diplomático la importancia de que el espacio se mantenga libre de las armas de exterminio en masa, lo cual es un peligro para la humanidad, y en ese caso resaltó la posición de Rusia de no militarizar el cosmos, postura en la que coincide con Cuba en los foros multilaterales.
A su turno, el director del Museo de la Revolución, José Andrés Pérez, expresó admiración porque la Unión Soviética logró esta proeza y otros relevantes resultados de la ciencia y la tecnología a poco más de una década de quedar destruida en la Gran Guerra Patria (1941-1945) en la cual derrotó a los invasores de Alemania nazi.
Explicó el director que en medio de toda la programación del Museo y de las muchas tareas que en este mes de octubre ocupan a los cubanos tras el paso del huracán Irma, era importante realizar este acto como un homenaje a Konstantin Tsiolkovski, fundador de la cosmonáutica teórica, y a Serguei Korolev, creador del cohete impulsor R-7.
También evocó a Yuri Gagarin, primer cosmonauta, Valentina Tereshkova, primera mujer en viajar al espacio extraterrestre, “y al extraordinario pueblo soviético y a su heredero, el de Rusia, por sus aportes en la ciencia y la tecnología cósmica”.
Un atractivo para los visitantes es una infografía del esférico satélite Sputnik-1, que medía 58 centímetros de diámetros, pesaba 83 kilogramos y cada 96 segundos completaba una órbita planetaria a una velocidad de 29 000 kilómetros por hora.
Tras su lanzamiento, el ingenio cumplió 1 440 vueltas a la Tierra antes de reentrar en la atmósfera y quemarse el 4 de enero de 1958.
El sonido (vip-vip) emitido por sus antenas en las frecuencias de 20,005 y 40,002 megaherzios fueron captado por radio-operadores de todo el mundo, por lo cual de inmediato Estados Unidos inició una carrera espacial en medio de la etapa conocida como Guerra Fría.
La exposición también incluye facsímiles de periódicos de España y Reino Unido que hablan del acontecimiento y comentan que en este terreno Washington perdió la competencia con Moscú.