Según el documento, desde el 14 de junio el Instituto de Estudios de Ballenas en Japón capturó 134 rorcuales norteños y 43 rorcuales aliblancos en las aguas del noroeste del Pacífico a fin de estudiar el contenido de sus estómagos y entender su posición en la cadena trófica.
A la vez, se realizaron estudios visuales que componían una recogida de muestras de tejidos en cetáceos vivos.
La caza de ballenas es frecuentemente criticada por los defensores de los animales.
Debido a la caza incontrolada de ballenas, la población global de esta especie disminuyó drásticamente en 1960.
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Japón continuó la captura alegando fines científicos hasta que en 2014 la Corte Internacional de Justicia (CIJ) desmantelara el argumento y ordenara a las autoridades japonesas poner fin a la actividad.
La caza se detuvo pero se reinició al año siguiente bajo el amparo de un nuevo programa científico japonés.
Aunque oficialmente las ballenas en Japón se capturan con fines científicos, su carne se sirve a menudo en tiendas y restaurantes.