"La consulta sobre el Yasuní solo es la punta del iceberg, para nosotros la propuesta es un Ecuador pospetrolero, ese sería el sueño que tenemos en este pequeño país, donde el cambio climático ya está afectando", dijo el viernes a Sputnik el vocero del movimiento, Patricio Chávez.
Será Moreno el que decida incluirla o no en la próxima consulta popular, que aún no tiene fecha definida.
El presidente pidió a los ciudadanos enviar las interrogantes a su despacho hasta el próximo martes y se comprometió a analizarlas todas hasta el 2 de octubre, fecha en la que anunciará las preguntas que se someterán al voto popular.
Yasunidos considera que si Moreno no acepta su interrogante demostraría que su estrategia de diálogo "es un teatro para legitimarse con la población, sin un cambio real en la política económica, ni ambiental ni social ni nada", dijo Chávez.
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Pero Chávez considera que es necesario que se frenen todas las actividades extractivas.
"¿Estamos dispuestos por la necesidad de comer, por así decirlo, acabarnos todo lo que tenemos en este momento sin importarnos lo que va a pasar en el futuro?", inquirió.
Para el activista, Moreno "tiene la oportunidad de probar a todos que en realidad existe otro camino" para resolver los problemas económicos del país.
En 2013, Ecuador desistió de la iniciativa Yasuní-ITT, que pretendía dejar bajo tierra las reservas a cambio de un aporte millonario de la comunidad internacional, pero debido a que el proyecto no prosperó, la Asamblea Nacional, a pedido del expresidente Rafael Correa (2007-2017), declaró de interés nacional la explotación del ITT y se dio vía libre para su explotación.
Eso motivó a Yasunidos a convocar en 2014 a una consulta popular sobre el tema; sin embargo el Consejo Nacional Electoral desestimó la petición aduciendo que no se cumplieron los requisitos necesarios, algo que la organización ambientalista rechaza hasta el día de hoy.
Por eso considera que este es el momento idóneo para plantear de nuevo la consulta ya que aunque se ha iniciado la explotación de los campos cercanos al parque, "el Yasuní no está explotado aún y todos nosotros podemos convencernos una vez más de salvarlo a través de una democracia directa, a través de una consulta popular".
El Gobierno ha asegurado que las labores de explotación cumplen con la normativa vigente y con altos estándares de tecnología enfocados a reducir al mínimo el impacto ambiental y, según sus expectativas, apenas se afectaría un área menor al uno por mil del millón de hectáreas que conforman el Parque Yasuní.