"A lo largo del último año hubo avances significativos en el desarrollo de la cooperación trilateral en diferentes ámbitos. Las relaciones entre Rusia y Turquía han mejorado. Al mismo tiempo, Ankara se mostró preparada para ampliar sus relaciones con Teherán", indica el analista.
El entrevistado puso de relieve que, a partir del momento en que Donald Trump se convirtió en presidente de Estados Unidos, las relaciones entre Moscú y Washington empeoraron considerablemente. Asimismo, se han hecho más tensas las relaciones entre Ankara y Washington, a pesar de que ambos países son miembros de la OTAN y cooperan estrechamente en el campo militar.
El especialista enfatiza que la tirantez en las relaciones otomano-estadounidenses hizo que Ankara reorientara su política exterior hacia la cooperación con Moscú y Teherán. Como resultado, mientras Trump sigue con su retórica agresiva, los tres países intensifican el diálogo, añadió Bonesh.
A juicio del entrevistado, Estados Unidos y sus aliados en Oriente Medio harán todo lo posible para socavar el proceso de integración entre Rusia, Irán y Turquía.
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"Estados Unidos, que no esconde su interés en la parte norte de Siria, sigue apoyando directa e indirectamente a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) —compuestas mayormente por unidades kurdas—. Esta es la línea roja que no deja ninguna otra opción a Turquía que la de unirse a otros jugadores. Ankara sabe bien que sus intereses no constituyen una prioridad a Washington", cerró Bonesh.