En las angustiantes horas que siguieron al temblor del 19 de septiembre, el caso de Frida Sofía se convirtió en un emblema de lucha y esperanza mientras el pueblo mexicano buscaba sobrevivientes sepultados bajo restos de edificios.
"Se vivió como un hecho que podría simbolizar la tragedia en la Ciudad de México. Fue cubierto por la prensa de todo el mundo y comenzó a crearse una historia que se vivió como una telenovela. El público mexicano estaba pendiente de lo que ocurría. Con lágrimas en los ojos esperando la resolución del caso. Se generó una expectativa muy alta y cuando se supo que todo era mentira brotó la indignación y la burla", dijo a Sputnik Homero Campa, coordinador de información internacional de la revista Proceso.
El 21 de septiembre por la noche, la Marina de México anunció en una conferencia de prensa que no había registros de una niña sepultada con ese nombre, luego de revisar las listas de estudiantes.
"Hay dos instituciones que comparten la responsabilidad, la Marina y el canal Televisa, un poder fáctico real de este país. La primera asumió la responsabilidad, eso muestra el poder del medio que logró que una fuerza armada estatal se doblegue para asumir la carga de responsabilidad", indicó Campa.
"Esto se ha reflejado en una caída de la audiencia. La baja del rating del informativo ha sido pronunciada y es posible que continúe. No es la primera vez que esta televisora sufre golpes a su credibilidad", señaló.
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El entretenimiento es una de las maneras en que los medios venden información, cuando esto ocurre en medio de una tragedia su rol social se pone bajo tela de juicio.
"Como periodistas estamos acostumbrados a la nota dura, racional, llena de datos. Pero los medios se han dado cuenta de que la tragedia vende y les ponen violines a las notas para que venda mejor. Me parece que en medio de una tragedia como esta los informes deben apelar a la reflexión, no a explotar la emocionalidad. Hay que volver a abrir el debate sobre la función de los medios en una tragedia", concluyó.
