La denuncia "está llena de absurdos; habla de pagos en cuentas en el extranjero al presidente sin demostrar la existencia de una cuenta del presidente en otro país; transforma contribución lícita de campaña en ilícita, mezcla hechos y confunde para intentar ganar aires de verdad, es realismo mágico en estado puro", dice el comunicado emitido por el Gobierno.
Además, el presidente también fue denunciado por supuesta obstrucción a la justicia por intentar comprar el silencio de un importante delator de la Operación Lava Jato.
Sin embargo, el Gobierno atribuye estas denuncias a la "marcha irresponsable" del fiscal para esconder sus propios errores, en referencia a las irregularidades detectadas en el acuerdo de delación premiada que la fiscalía llegó con ejecutivos de la empresa JBS, que dio lugar a buena parte de las pruebas que sirven de base para estas denuncias.
Janot "finge no ver los problemas de falta de credibilidad de los testigos, la ausencia de nexo entre las narrativas y las incoherencias producidas por la propia investigación, apresurada y precipitada", critica el Gobierno.
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El comunicado oficial alega que los métodos de Janot las mentiras pasan a ser la regla para privar al país de tranquilidad institucional.
"El presidente está seguro de que al final de todo este proceso prevalecerá la verdad y no las versiones, fantasías y suposiciones; el Gobierno podrá entonces dedicarse aún más a encarar los problemas reales de Brasil", finaliza la nota oficial.
La denuncia presentada ante el Supremo necesitará el visto bueno de la Cámara de Diputados para que siga su curso y el presidente pueda ser investigado, lo que implicaría su cese temporal de la presidencia.
Sin embargo, el Gobierno pretende interrumpir el avance de la denuncia antes incluso de que puedan estudiarla los diputados, recurriendo al Supremo para que la anule en base al argumento de que se basa en pruebas aportadas de forma irregular.