"Consideramos extremamente peligrosa la militarización continua de la región por ambas partes bajo el pretexto de garantizar su propia seguridad", dijo Zajárova al agregar que " el resultado de esta carrera armamentista regional será un conflicto armado de envergadura".
Subrayó que esta política puede provocar "una catástrofe militar en el noreste de Asia o una catástrofe humanitaria en Corea del Norte" y añadió que "es muy importante evitar estos escenarios inaceptables".
"Trabajamos activamente con todas las partes a distintos niveles con el objetivo de encontrar una solución pacífica de los problemas de la península de Corea", comunicó Zajárova.
En lo que se refiere al despliegue del sistema antimisiles THAAD en Corea del Sur, la portavoz de la Cancillería rusa declaró que esto no contribuye a la estabilidad de la región y solo agudiza los problemas de la península.
En julio de 2016, EEUU logró un acuerdo para desplegar en territorio surcoreano una batería THAAD (por las siglas en inglés de Defensa Terminal de Área a Gran Altura) que se estará operativa a finales de 2017.
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Tanto Seúl como Washington afirmaron reiteradamente que el THAAD solo pretende contrarrestar la amenaza norcoreana, pero Pekín y Moscú sospechan que en el fondo EEUU busca aumentar su presencia en la zona y monitorear sus defensas.
Propuestas de paz
"La iniciativa conjunta de Rusia y China, la hoja de ruta encaminada a resolver el problema de Corea, está abierta para nuevas propuestas y adiciones, pero de momento no se vislumbra alternativa alguna", dijo la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova.
Zajárova llamó a la comunidad internacional a no escatimar esfuerzos para que las partes implicadas empiecen el proceso del diálogo.
"Aplaudimos cualquier iniciativa de paz por parte de países dispuestos a mediar", afirmó.
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El Departamento de Estado declaró a mediados de este agosto que EEUU no piensa renunciar a los ejercicios aliados en la península de Corea, reafirmando así el rechazo de Washington y Seúl a un planteamiento que fue formulado originalmente por Pekín y que se plasmó luego en una iniciativa chino-rusa.
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Por su parte, Pyongyang evitó responder a la propuesta de Moscú y Pekín.
El 3 de septiembre, Corea del Norte declaró haber ensayado con éxito una bomba de hidrógeno que podría colocarse en ojivas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM).
Según las estimaciones previas, la bomba tuvo una potencia de entre 50 y 70 kilotones.
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Fue el sexto ensayo atómico desde que Corea del Norte se proclamó potencia nuclear en el año 2005; los anteriores tuvieron lugar en 2006, 2009, 2013 y dos en 2016.