El volumen de ventas de armas en el mundo sigue creciendo desde el año 2001, según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo. El líder en este ámbito es Estados Unidos, que deja lejos a todos sus posibles competidores. Su cuota de mercado ha aumentado hasta el 33% entre los años 2011 y 2015, mientras que en los años 2006-2010 era del 29%.
Cualquier conflicto armado en el mundo es un "regalo" para la industria militar de los grandes países, subrayó el analista militar serbio Miroslav Lazanski, en declaraciones a Sputnik. A su juicio, las ganancias de Estados Unidos en cada conflicto oscilan entre los 20.000 y los 25.000 millones de dólares, y la crisis en la península de Corea "no va a ser una excepción", señaló.
Lazanski recordó que la nueva escalada de tensiones entre Teherán y Riad aportó 65.000 millones de dólares de ganancias para Washington. Este es el monto total que Arabia Saudí pagó a EEUU por hacerse con armas norteamericanas.
"Sin embargo, hubo casos en los que se perdían miles de millones [de dólares] y una cantidad enorme de bajas [en los conflictos armados]. Así pasó en Vietnam, e incluso en Afganistán. Esta guerra le costó [a Washington] varios billones de dólares, pero no trajo ninguna ganancia. No obstante, a veces usted ataca a Irak y este país se convierte en una gasolinera", dijo el analista.
El experto resaltó que, al fin y al cabo, Irak pagó por cada bala, misil y litro de gasolina gastados por los estadounidenses en este país. Como consecuencia, la operación Tormenta del Desierto no costó nada a los estadounidenses.
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Además, Lazanski afirma que la guerra en Libia también se convirtió en un 'buen negocio'.
"Arrestaron los fondos libios que se cifraban en 250.000 millones de dólares. Resultó que Libia pagó por la guerra en su propio territorio: lo hicieron no solo Estados Unidos, sino también Francia y el Reino Unido", declaró el entrevistado.
En este contexto cabe recordar un documento del Archivo Nacional del Reino Unido, recién desclasificado. Es una carta en la que el entonces ministro británico de Contratos Públicos para Defensa, Alan Clark, hizo un pronóstico sobre la posible respuesta de EEUU y sus aliados a la invasión iraquí de Kuwait, que se había producido unos días antes. El político valoró entonces la acción militar como "una oportunidad sin precedentes".