El 5 de septiembre, el presidente ruso, Vladímir Putin, expresó su apoyo al envío de los cascos azules a Ucrania siempre y cuando su misión consista en garantizar la seguridad de los observadores de la OSCE y no se extienda más allá de la línea de separación entre las tropas del Gobierno ucraniano y las milicias.
"Si existen problemas para garantizar la seguridad de los observadores, Rusia está dispuesta a apoyar la creación de una misión de la ONU como lo dijo el presidente ruso en Xiamen (China)", señaló Lavrov en una comparecencia ante la prensa al margen del Foro Económico Oriental que acoge Vladivostok, este de Rusia, el 6 y 7 de septiembre.
"Es lógico que los parámetros concretos de esa misión de la ONU y la composición del contingente se tengan que coordinar con los bandos del conflicto, ello implica la incorporación obligatoria de la RPD y de la RPL en este proceso", puntualizó.
El Ejército ucraniano lleva a cabo desde abril de 2014 una operación militar contra las milicias en el este del país donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en respuesta al violento cambio de Gobierno ocurrido en Kiev en febrero de ese mismo año.
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Lavrov precisó que Rusia plantea el despliegue de los cascos azules en cuanto se logre separar a las tropas del Gobierno de Kiev y las milicias y en cuanto ingresen en la zona los observadores de la OSCE.
La iniciativa de Moscú, dijo, posibilitará la separación de los bandos contrarios en Donbás y la retirada de las armas pesadas.
Las hostilidades en la zona han dejado hasta la fecha unos 10.100 muertos, según estimaciones de la ONU
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia.