El estudio 'Violencia antisemita en Europa, 2005-2015', realizado por Johannes Due Enstad del Centro de Estudios sobre el Holocausto de Oslo y publicado junto con la Universidad de Oslo saca conclusiones "que a muchos les podrían sorprender", escribe Rick Moran para el medio norteamericano.
Curiosamente para Moran, es Rusia el país donde una importante parte de la población judía no teme expresar su identidad públicamente y la cantidad de agresiones antisemitas permanece la más baja de todos los países estudiados.
El autor vincula esta peculiaridad con la dureza de las leyes rusas contra cualquier ataque de este tipo. "En Rusia, los posibles agresores saben bien que habrá consecuencias severas si se les detiene", precisa. En Europa Occidental, al contrario, "los tribunales son relajados, los plazos de castigo cortos, y hasta las prisiones son confortables", según el autor.
Donde parecen estar más en peligro los judíos es en Francia, seguida de Alemania, Suecia y Gran Bretaña, por lo que Enstad se cuestiona asimismo las estadísticas oficiales de Alemania a las que califica de sospechosas para evitar ciertos hechos incómodos y donde culpan de la violencia antisemita a los derechistas.
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El informe, según califica Moran, dicta que el antisemitismo en Europa, "que llevó directamente al Holocausto", sigue latente y solo va a empeorar a medida que Europa vaya acomodando más población musulmana debido al flujo de los refugiados. En conclusión, el autor no descarta que los judíos europeos se vean obligados a abandonar sus países, forzosa o voluntariamente, en algún momento en el futuro.