Los cuatro episodios recientes con los buques de guerra estadounidenses, dos de los cuales se cobraron la vida de los marineros, ya causaron la destitución del comandante de la Séptima Flota de EEUU, el vicealmirante Joseph Aucoin, y el cese temporal de las actividades navales de EEUU.
"Las colisiones con los barcos en medio de las operaciones más básicas en alta mar, en este caso durante la observación del entorno y el monitoreo de otros navíos, es algo más que una coincidencia inoportuna", escribe Holmes citando a varios altos rangos de la Armada del país.
El autor descarta la teoría sobre un ciberataque, discutida en el caso del destructor USS John S. McCain. Los equipos del volante "no tienen mucho que hackear".
Así que, quedan dos posibles razones para los siniestros: la falta de equipos o el factor humano.
Decisiones y consecuencias
Otro problema es la transición de las generaciones. Y aquí se manifiestan las consecuencias de la disminución de las horas educativas para los oficiales subalternos, conocidos en EEUU también como oficiales de división, escribe el profesor.
"Antes, los oficiales pasaban varios meses estudiando los pormenores de la navegación y gestión del buque junto con sus armamentos y equipos de ingeniería. Luego [a inicios de los 2000], sustituyeron esta formación con algunos discos CD con materiales de instrucción para autoeducarse", lamenta Holmes.
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Ahora, estos oficiales se acercan a las posiciones de los comandantes de buques. Así, aunque todavía se desconoce si los problemas de formación realmente causaron los siniestros de USS Fitzgerald y USS McCain, "el error del pasado puede repercutir en las operaciones en el presente".
Disminución de confianza global
"La capacidad de EEUU de contener u obligar a sus rivales y asegurar a sus aliados radica en sus capacidades de actuar en el extranjero (…) [Tras los incidentes] podrían cuestionar la aptitud de las fuerzas armadas de EEUU si fallan en las tareas más básicas", vaticina Holmes.
La creciente demostración de incompetencia puede empujar a los aliados de EEUU hacia otras alianzas o garantes de seguridad mientras los enemigos de Washington podrían tomar sus chances contra una Armada en desorden. Así que es importante remediar los fallos y demostrar de nuevo la proeza de los marineros norteamericanos.
"El mundo está observando — y juzgando", concluyó Holmes.