El desembolso se empleará para el combustible que ponga en funcionamiento generadores eléctricos de emergencia en unas 190 instalaciones cruciales de salud, agua potable y saneamiento, según Piper.
También se distribuirán medicamentos y dispositivos médicos esenciales, paneles solares, asistencia de dinero en efectivo e insumos agrícolas, necesarios para mejorar la seguridad alimentaria y reducir los costos de producción de alimentos de unos 2.200 pequeños agricultores que riegan sus predios con agua que bombean de pozos.
La crisis de electricidad comenzó en Gaza a mediados de abril, cuando la planta generadora quedó fuera de servicio debido a una disputa entre la Autoridad Nacional Palestina y el grupo rival Hamás por la tasa del impuesto al combustible que requiere la central para funcionar.
Los hospitales y otras entidades dependen casi enteramente de generadores de emergencia que no están diseñados para funcionar de manera continua, subrayó la ONU.
El último cargamento de fármacos esenciales llegó a Gaza desde Cisjordania en marzo, pero se estima que ya faltan 40% de ellos.
"La situación humanitaria y de derechos humanos de la población civil de Gaza, la mitad de ella infantil, ha desaparecido de la vista pública", dijo Piper.
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A inicios de julio, organizaciones humanitarias que trabajan en Gaza estimaron que se requerían intervenciones urgentes para frenar la crisis y cifraron la ayuda más básica en 25 millones de dólares, pero a la fecha solo se ha solventado 30% de ese monto, concluyó la ONU.