"El aplazamiento no es una opción", afirmó Barzani en una entrevista publicada por el periódico saudí Okaz.
Lo que sí consintió, según él mismo reveló en la entrevista, es "negociar con Bagdad para encontrar una fórmula que garantice un futuro mejor para las dos partes".
El Gobierno de Irak ya advirtió que no reconocerá el resultado de la consulta, que califica de unilateral y contraria a la Constitución.
Mientras, Erbil sostiene que fue Bagdad el que le empujó hacia la convocatoria al violar medio centenar de artículos de la Constitución en vigor, entre ellos el artículo 140 que estipulaba la necesidad de convocar un referendo en Kirkuk y otros territorios disputados para finales de 2007 a más tardar.
También se expresaron en contra de la convocatoria y a favor de la integridad territorial de Irak varios países más, entre ellos Alemania, EEUU, Irán y Reino Unido.
El presidente ruso, Vladímir Putin, dijo en junio pasado que Moscú es consciente de lo espinoso que es el problema kurdo, pero definirá su postura y línea de actuación en el marco del derecho internacional.
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El Kurdistán iraquí, ubicado en el norte del país y con una población estimada en torno a cinco millones de habitantes, es la única región autónoma de Irak.
Su estatus está consagrado en la Constitución que fue aprobada en 2005, dos años después de derrocado el régimen de Sadam Husein.
La autonomía tiene presidente, Gobierno, Parlamento y fuerzas de defensa propias, los peshmerga.