El gorila es todo un profesional y decidió deleitar a la cámara con unos giros espectaculares. El ritmo lo lleva en la sangre y logró contagiar a su hermano pequeño, que empieza a imitarlo. Eso sí: necesita más práctica.
No es la primera vez que estos inteligentes animales nos sorprenden. El último en salir a escena fue este otro gorila, bailarín acuático.