Ese año el valor de mercado de Petrobras alcanzó los 283.000 millones de dólares, lo que la convertía en la segunda petrolera del mundo sólo detrás de la estadounidense Exxon.
Los planes de desarrollo fijados por la empresa para el período 2010-2014 eran grandiosos, ya que se proponía duplicar la producción para 2020 con cinco millones de barriles diarios, la mayor parte provenientes de la plataforma marítima donde se descubrieron los mayores yacimientos de crudo del mundo en muchos años.
Fue así como entre 2006 y 2007 se encontraron yacimientos de calidad media y alta en profundidades de ocho mil metros, debajo de una gruesa capa de sal de dos a cuatro kilómetros de espesor. Por eso los yacimientos se denominan pre-sal, o Amazonia Azul para la Marina que es la encargada de protegerlos.
Con el descubrimiento de esos yacimientos el valor de Petrobras se triplicó, aún antes de la capitalización de 2010. En 2006 el país alcanzó la autosuficiencia y se proyectaba que en 2020 Brasil estaría entre los cinco mayores productores de petróleo del mundo.
Petrobras contaba con 63 sondas de perforación, 134 plataformas, 13 refinerías, más de 320 naves y reservas de 16,5 billones de barriles de petróleo en 2014.
¿Qué sucedió para que la segunda petrolera del mundo en 2008 cayera en 2017 al puesto 24 y al 399 en el ranking general de Fortune?
Hay tres factores que lo explican. El primero es la abrupta caída de los precios del petróleo cuando la empresa estaba fuertemente endeudada por su ambicioso plan de inversiones. En 2014 Petrobras tuvo su primer déficit desde 1991, de casi 10.000 millones de dólares, algo que se repitió en 2015, mientras el fondo de pensiones de la empresa, Petros, tuvo un déficit acumulado de siete mil millones de dólares hasta 2016.
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El tercer factor es la política adoptada desde que asumió el Gobierno Michel Temer. Se trata de un programa de privatizaciones que la Federación Única de los Petroleros (FUP) denunció en su Congreso Nacional, realizado a comienzos de agosto, afirmando que Petrobras está siendo desmontada por el actual Gobierno.
El sindicato sostiene que entre las unidades a ser privatizadas figuran campos de petróleo, refinerías, fábricas de fertilizantes y usinas de biodiesel cuyos valores fueron depreciados por la dirección de la empresa en 112.000 millones de reales (36.000 millones de dólares), lo que supone "un prejuicio 17 veces mayor que las pérdidas financieras que Petrobras registró por los crímenes de corrupción".
La FUP denuncia que Pedro Parente, presidente de Petrobras nombrado por el actual Gobierno, "está donando a extranjeros subsidiarias lucrativas y estratégicas, como Liquigas y BR", operaciones que "dejarán al consumidor brasileño a merced de oligopolios privados".
Este desmonte de Petrobras hizo caer las reservas a menos de 9.000 millones de barriles (estaban en 16.000 millones), lo que implica un fuerte retroceso para la petrolera y para el Estado brasileño.
Hasta ahora han sido despedidos 13.270 empleados de los más de 80.000 que tenía la empresa, y hay alrededor de 40.000 trabajadores tercerizados que perdieron sus puestos de trabajo como consecuencia de la crisis de Petrobras. Peor aún, las inversiones previstas cayeron un 75%, por lo que la recuperación de la empresa está cada vez más lejos.
Perder esa oportunidad por la vertiginosa privatización de la empresa, implica que Brasil no podrá usar el petróleo para levantar vuelo y desarrollarse como una de las principales naciones del mundo.
Sergio Gabrielli, expresidente de Petrobras, dijo durante el congreso de los petroleros que la sustitución del petróleo por otras energías "va a demorar mucho tiempo, por lo menos 40 a 50 años". Por eso, "la disputa por las reservas es un elemento central de la geopolítica mundial, razón por la cual los conflictos actuales están ligados al acceso al petróleo".
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK