"Barramos el capitalismo, el patriarcado, la corrupción y la monarquía: autodeterminémonos, desobedezcamos leyes injustas para construir una república libre, solidaria, independiente y socialista", afirma la CUP en un manifiesto.
Entre esos personajes se encuentran el Rey Felipe VI, la infanta Cristina, el expresidente José María Aznar o el actual presidente Mariano Rajoy.
También están representados grandes empresarios como Florentino Pérez, magnate de la construcción y presidente del Real Madrid; la banquera Patricia Botín, presidenta del Banco Santander; y dirigentes conservadores catalanes como Jordi Pujol y Artur Mas.
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Del mismo modo, entre los expulsados se encuentran un torero, un cardenal y varios políticos del conservador Partido Popular conocidos a nivel local.
En opinión de Xavier García Albiol, líder del Partido Popular en Cataluña, este cartel muestra "el fascismo de la CUP al natural".
"Quien no piensa como ellos, fuera", escribió Albiol en su perfil de Twitter antes de preguntarse si el plan de la CUP pasa por poner "un brazalete" a aquellos con los que no compartan ideas.
El fascismo de la CUP al natural. Quien no piensa como ellos, fuera! cup_parlament también nos pondréis un brazalete? Sois una vergüenza. pic.twitter.com/WjllNUIBel
— Xavier García Albiol (@Albiol_XG) 10 de agosto de 2017
Esta campaña también fue rechazada desde el independentismo conservador por incluir en el polémico cartel a Artur Mas, expresidente del Gobierno autonómico y miembro del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT).
Anna Gabriel, portavoz de la CUP, afirmó durante la presentación de la campaña que "el cartel con la señora que barre e intenta ganarse la vida es de una rabiosísima actualidad".
A su modo de ver, la ilustración no representa otra cosa que el deseo de "echar fuera a todas las estructuras del poder político, económico y social discriminatorias".
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Más allá de la polémica en torno al cartel, la presentación de la campaña de la CUP para el referéndum del 1 de octubre tuvo como nota destacada la insistencia de la formación anticapitalista en resaltar que la desobediencia es una condición necesaria para alcanzar la independencia.
La CUP fue votada por el 8,21% del electorado catalán en las elecciones autonómicas de septiembre de 2015, pero desde entonces jugó un papel central en la política catalana porque la coalición Junts Pel Sí necesita el apoyo de sus parlamentarios para gobernar.
Recientemente, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, definió a los integrantes de la CUP como a "la gente más extremista y radical que ha habido en España en decenas de años" y culpó a la influencia de esta formación sobre el Ejecutivo catalán de la ruptura del diálogo entre Madrid y Barcelona.