En realidad, la noción de un conflicto nuclear empezando con el lanzamiento de misiles, dominante en la época anterior, ahora es obsoleta, afirma el experto militar ruso Iván Plejánov en su artículo para Sputnik.
La penúltima medida será la guerra convencional, dominada hoy día por armas de alta precisión aptas para desmantelar rápidamente la capacidad bélica del enemigo.
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Así, los misiles de crucero actualmente representan una amenaza casi igual a las armas nucleares.
China, 'encantada' por los misiles
Plejánov cita el informe del Centro para la Nueva Seguridad de EEUU (CNAS, por sus siglas en inglés) dedicado al estado del programa de misiles no nucleares de China.
Por eso Pekín dio impulso al programa de misiles de crucero y misiles balísticos de corto alcance, sin enfocarse exclusivamente en las armas de detención estratégica de largo alcance.
Ahora, según las estimaciones del Pentágono, China posee unos 1.500 misiles balísticos de corto y largo alcance y unos 300 misiles de crucero. La precisión de estos proyectiles también aumentó, alcanzando entre 5 y 10 metros de desviación máxima.
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Además, los militares del país asiático organizan simulacros regulares que consisten en ataques con misiles contra los polígonos que imitan de cerca las bases militares de EEUU y Japón en la región.
El golpe relámpago preventivo
El informe del CNAS supone que un ataque preventivo con misiles contra los objetos militares de EEUU puede ser "una realidad", especialmente si China "considera sus intereses estratégicos como amenazados".
"Presionar a China al punto de que lance misiles requerirá de un 'esfuerzo extra'. Por ejemplo, una brusca concentración de fuerzas de EEUU cerca de Taiwán en caso de una agudización de la situación con la isla puede servir de pretexto", teoriza Plejánov.
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No obstante, el mero hecho de que China posea la posibilidad de destruir las bases de EEUU en la región cambia 'las reglas de juego' para los norteamericanos en Asia.
"Los estadounidenses entienden que en los primeros minutos de un 'conflicto caliente' los misiles chinos podrán 'saturar' sus defensas antiaéreas, bloquear los buques de guerra en los puertos japoneses, hacer inoperables todas las pistas de despegue de sus aeródromos y destrozar todos sus puestos de mando y centros logísticos", nota el autor.
Así, Washington podría estar obligado a revisar sus pretensiones de dominio militar y político en el Pacífico, concluye el autor.