"Tras la prohibición de las importaciones, los productores agrícolas rusos recibieron 'luz verde' para avanzar en el mercado. Esto abrió la ventana de oportunidades para todo el sector. El mercado no soporta el vacío", afirmó el ministro citado por el portal Vestifinance.
En cuanto a otros productos, las importaciones que más disminuyeron son las de carne de cerdo (en tres veces), la carne de aves (en más de dos veces) y las verduras (en dos veces).
En tres años creció en un tercio la producción de hortalizas en los invernaderos. Además, este año Rusia 'repetirá' la cosecha de frutas y verduras a pesar de las anomalías climáticas y el adverso clima durante todo el año, según el ministro.
Tanto los funcionarios rusos como los observadores extranjeros destacan el efecto positivo del embargo alimentario ruso para el desarrollo del sector agropecuario local.
Además de aumentar la eficacia propia, el sector alimentario ruso empezó a atraer inversores extranjeros, cuyo interés permite aliviar la falta de experiencia de los empresarios rusos en la producción de alimentos específicos, como el queso típico francés o los productos lácteos finlandeses.