No obstante, según Carpenter, "la renuencia de Trump a usar su poder de veto no fue necesariamente una manifestación de cobardía política", ya que el "entusiasmo por la última iniciativa de sanciones hace caso omiso a la larga historia poco impresionante de esta táctica".
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Varios historiadores que estudiaron las sanciones aplicadas en diferentes épocas y contra diferentes actores demostraron que, de hecho, esas mediadas apenas logran su objetivo de 'obligar a hacer concesiones', pero siempre resultan en inconvenientes y en ciertos casos, en sufrimientos para la población del país afectado, apunta el autor.
Carpenter recuerda que, a lo largo de las últimas décadas, Washington y sus aliados han impuesto sanciones económicas contra Corea del Norte con el fin de obligarla a frenar su programa nuclear.
Sin embargo, los repetidos ensayos nucleares llevados a cabo por Pyongyang, además de sus recientes lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales, demuestran la "total futilidad de la estrategia de sanciones", apunta.
EEUU tampoco ha conseguido ningún resultado positivo con el uso de esta táctica empleada hacia Cuba. El bloqueo impuesto contra La Habana en 1962 no ha dado sus frutos.
Las sucesivas Administraciones mantuvieron ese enfoque por más de medio siglo, hasta que Barack Obama comenzara a normalizar las relaciones con La Habana en 2014 (aunque el bloqueo continuó vigente).
Actualmente, el Gobierno de Trump ha echado atrás algunos de los logros de la anterior Administración y el país sigue siendo socialista, con Raúl Castro en el poder.
Irán
"Incluso las supuestas historias de éxito que los defensores de las sanciones pregonan no resultan ser impresionantes", destaca Carpenter.
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Así, a pesar de que las sanciones "podrían haber desempeñado un papel modesto para conseguir que Teherán llegara a la mesa de negociaciones", el acuerdo se produjo solo después de que EEUU retirara su demanda directa de que Irán capitulara y se abstuviera de desarrollar cualquier capacidad para enriquecer uranio.
Rusia
El Kremlin finalmente tomó represalias por este último paquete punitivo del Congreso, ordenando inmediatamente una reducción considerable en el tamaño del personal de la Embajada de EEUU en Moscú, como respuesta a provocaciones anteriores.
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De esta manera, las nuevas sanciones antirrusas "conllevaron un cambio político drástico" en la postura del presidente ruso, Vladímir Putin, explica.
Droga preferida
"Las sanciones económicas parecen ser la herramienta preferida habitual en el juego de herramientas de Washington. Proporciona el espejismo de un rumbo moderado, entre la dependencia total de la diplomacia y el recurso de la fuerza militar", indica el autor.
Así, las sanciones no obligarán a Corea del Norte a renunciar a su programa nuclear y de misiles. Tampoco es probable que estas medidas hagan que el Gobierno iraní "se vuelva más cooperativo". Además, Rusia no rechazará la reincorporación de Crimea debido a las sanciones impuestas por el Congreso.
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De esta manera, las medidas coercitivas económicas "gozan de la dudosa cualidad de ser simultáneamente provocativas e ineficaces", advierte Carpenter. Por lo tanto, este último aspecto podría causar problemas graves para el propio Washington en numerosas esferas.
"Los legisladores necesitan superar su adicción a las sanciones antes de que se produzca una tragedia inmensa", concluye.