"Si recibimos la orden, estamos listos para responder con un ataque relámpago y devastador en el momento y el lugar elegido", dijo el general estadounidense Terrence O'Shaughnessy, comandante de la Fuerza Aérea del Pacífico.
El alto cargo militar indicó que Corea del Norte representa un peligro para la estabilidad regional, según le cita la televisión norteamericana.
Al mismo tiempo, O'Shaughnessy abogó por la diplomacia como la prioridad en la solución del problema norcoreano.
El domingo Estados Unidos y Japón efectuaron maniobras conjuntas después de que Pyongyang lanzara un nuevo misil.
Dos bombarderos norteamericanos B-1 y dos cazas japoneses F2 volaron desde la isla de Kyushu, en el suroeste de Japón, hasta la península de Corea.
Los aviones estadounidenses continuaron volando y se les unieron aeronaves surcoreanas.
El viernes Corea del Norte lanzó un nuevo misil balístico que alcanzó una altitud de 3724 kilómetros y recorrió 998 kilómetros antes de caer en el mar del Este (mar de Japón).
Con este ensayo, se eleva a 11 el número total de pruebas de misiles balísticos que Corea del Norte realizó en lo que va de año, incluyendo dos lanzamientos fallidos en abril.
En 2016, Pyongyang llevó a cabo más de 20 ensayos similares, además de la cuarta y la quinta pruebas nucleares, pese a las prohibiciones del Consejo de Seguridad de la ONU.