De acuerdo con Degteriov, el inquietante incidente —que costó la vida a nueve personas— guardaría relación con la desaparición de la colonia británica de Roanoke, que tuvo lugar en 1590, y las inexplicables desapariciones de dos poblados, en Canadá, en 1930, y en los Urales, en 1950.
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En primer lugar, en agosto de 1590, 118 habitantes de la colonia de Roanoke, en la actual Carolina del Norte, desaparecieron misteriosamente. Al llegar al lugar, el 18 de agosto de ese año, un grupo de colonos liderado por el británico John White vio que todos los residentes habían abandonado el poblado. Lo único que hallaron fue la palabra 'Croatoan' —el nombre de una de las tribus locales— tallado en un árbol.
Cientos de años después, en 1930, un cazador de pieles canadiense, Joe Labelle, se dirigía al poblado inuit de Angikuni para pasar la noche allí cuando al llegar a la aldea descubrió que los residentes del lugar habían abandonado sus casas. Asimismo, todos los sepulcros del cementerio inuit estaban abiertos y completamente vacíos.
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Otro misterio, ocurrido en los Urales, sería para el investigador el 'tercer vector' de esta nueva teoría. En 1950, los residentes del poblado de Rastes abandonaron la zona sin cerrar las puertas de sus casas o llevar nada consigo. Los habitantes del poblado vecino también descubrieron que todas las tumbas del cementerio local habían sido vaciadas.
En febrero de 1959, un grupo entero de excursionistas —formado por nueve jóvenes esquiadores— murió en las montañas de los Urales tras haber sufrido una serie de heridas inexplicables. El caso pasó a la historia como el accidente del paso Diátlov y todavía hoy, en el año 2017, no ha podido ser resuelto.
Existen múltiples versiones de lo ocurrido aquella noche de invierno que van desde una avalancha hasta algún tipo de catástrofe tecnológica. Los hay incluso que afirman que tras la muerte de los jóvenes estarían los extraterrestres o el mismísimo yeti.