"No es una concesión a los rusos, en absoluto", dijo Thomas en un foro de seguridad en Aspen (Colorado) y precisó que la decisión "se basó en una evaluación del propio programa, de lo que pretendíamos conseguir y de si es viable continuarlo, fue una decisión dura".
La prensa norteamericana aseguró el miércoles que el presidente estadounidense, Donald Trump, había puesto fin al programa de la CIA para entregar armas y entrenar a las facciones sirias contrarias al Gobierno de Bashar Asad.
El portavoz adjunto de la Cancillería rusa, Artiom Kozhin, comentó al respecto que Moscú saluda todo paso para atenuar la tensión en Oriente Medio.
El programa, realizado por la CIA en los últimos años, tenía como objetivo entrenar a más de 5.000 personas para luchar contra el Gobierno sirio.
The Washington Post informó en 2015, basándose en las filtraciones de Edward Snowden, que el programa de entrenamiento en Siria era una de las mayores operaciones encubiertas de la CIA con un presupuesto que rondaba 1.000 millones de dólares al año.
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Paralelamente, el Pentágono realiza su propio programa de entrenamiento de la oposición siria para combatir a los terroristas de Daesh (autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia).
Thomas observó, además, que existe la posibilidad de que Rusia cuestione la legalidad de la presencia de EEUU en Siria.
"No estamos muy lejos de que los rusos digan: '¿Por qué seguís en Siria, EEUU?", comentó al señalar que la presencia de los estadounidenses en el país árabe —no autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU ni por el Gobierno sirio— se justifica solo por la lucha antiterrorista.
A diferencia de Estados Unidos, sostuvo Lavrov, Rusia no oculta sus dos bases en Siria, que "están allí en virtud de acuerdos intergubernamentales para apoyar la lucha contra los terroristas".
El canciller hizo estas declaraciones después de que la agencia de noticias turca Anadolu revelara que EEUU contaba con 10 bases militares en territorio sirio.