Acompañado de su numerosa delegación, Putin se acercó a un puesto de helados para refrescarse durante la feria aeroespacial. Tras elegir el sabor deseado, el mandatario ruso pagó por su dulce con un billete de mil rublos —cerca de 17 dólares—.
Ante la duda, el director de Rostec, Serguéi Chemezov, le dió un billete de 5.000 rublos —unos 85 dólares— a la vendedora.
"El lucro de Rostec ese año ha sido de unos 80.000 millones, ¿no? Puede permitirse entonces el lujo de comprar un helado por 5.000", bromeó Putin.
A finales de 2016, en el marco de la Cumbre del G20, el presidente de Rusia llevó una caja de helados rusos como regalo a su homólogo chino, Xi Jinping. Curiosamente, tras este regalo las ventas de helados rusos se dispararon en el país asiático.
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