Hasan Sham, el mayor de los campamentos de refugiados, recibe a diario a desplazados del oeste de Mosul y de los territorios cercanos a Siria, en total desde octubre de 2016 "el campamento recibió 175.000 personas", según Obeid.
"Más de cien veces hemos pedido al Ministerio de Sanidad que se establezca un hospital en los campamentos, pero no recibimos ninguna respuesta", aseguró el interlocutor de la agencia.
"El Gobierno de Bagdad es el responsable principal, pues esas personas no son refugiados de otros países, son ciudadanos de Irak", resaltó el responsable, agregando que los organismos internacionales también deberían enviar a médicos calificados a la zona.
Otro problema que afecta gravemente al campamento, denominado por la ONU U-3, es que la gente tiene que aguantar temperaturas de más de 40 grados.
Los refugiados reciben 40 litros diarios de agua por familia, pero el responsable humanitario iraquí advierte que el calor hace que esa cantidad sea insuficiente.
"En condiciones climáticas tan adversas las personas necesitan una mayor cantidad de agua", constató Obeid, quien denunció además que solo tres de los cinco campamentos cuentan con suministro de electricidad.
El funcionario subrayó que en U-3 actualmente se realizan labores para comenzar a suministrar corriente eléctrica a sus moradores, cuya cifra asciende a 6.000 personas.
En total, según Obeid, en los cinco campamentos habitan unas 70.000 personas, mientras unas 101.000 regresaron a sus hogares, liberados de Daesh, autoproclamado Estado Islámico, organización terrorista proscrita en muchos países, incluida Rusia.
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Hace una semana el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, proclamó la derrota total de Daesh en Mosul, tras una ofensiva militar que se prolongó por nueve meses.
Desde 2014 los yihadistas controlan una parte del territorio de Irak y de la vecina Siria.