Berlín ha sido el primero en actuar. El Gobierno de Angela Merkel aprobó un decreto que refuerza el control de las inversiones procedentes de fuera de la UE en sectores estratégicos.
Entre los sectores claves para Berlín se encuentran las redes eléctricas, las centrales nucleares, los suministros de agua, las redes de telecomunicaciones, los hospitales y aeropuertos.
El objetivo que persigue el Gobierno alemán es ganar más tiempo —de dos a cuatro meses— para analizar las ofertas de compra de empresas localizadas fuera de la UE.
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Con la nueva norma, la compra de más del 25% del paquete accionario de una empresa alemana por parte de inversores extranjeros o de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés) puede ser revisada por el Ministerio de Economía, que analizará si se pone en riesgo la seguridad del país.
"Seguimos siendo una de las economías más abiertas del mundo, pero también velamos por que las condiciones de la competencia sigan siendo justas", dijo la ministra de Economía, Brigitte Zypries.
Francia y Alemania son los países más preocupados por las compras de empresas locales, en particular por parte de compañías chinas.
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"Soy favorable a que haya inversiones chinas, asiáticas, americanas, africanas (…), pero es legítimo tener mecanismos de control cuando estas inversiones se hacen en sectores que son estratégicos", apuntó por su parte el presidente galo, Emmanuel Macron.