Se trata de notas, informes, consultas, protocolos de reuniones, correspondencia de funcionarios y documentos de la Comisión Mixta de Control para estabilizar la situación en el conflicto entre Georgia y Osetia del Sur, copresidida por el ahora ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, quien a inicios de la década de 1990 encabezaba el Comité Estatal de Protección Civil.
Con un valor histórico especial, el material recientemente publicado recoge un conjunto de notas elaboradas en agosto de 1992 por varios diputados rusos después de un viaje a Osetia del Norte y del Sur. Los parlamentarios señalaron que el despliegue de fuerzas de paz rusas permitió que cesaran los combates, que alcanzaron su punto álgido entre mayo y julio de 1992.
— Минобороны России (@mod_russia) 14 июля 2017 г.
Según los políticos, sin derramar una gota de sangre, las Fuerzas Aerotransportadas de Rusia lograron detener la "violencia y los robo masivos" en la zona de conflicto.
Las hostilidades a gran escala se desataron en Osetia del Sur en enero de 1991 cuando el Ministerio del Interior de Georgia envió a sus fuerzas a esta región como respuesta a un ataque contra un policía georgiano en la localidad oseta de Tsjinvali.
Los enfrentamientos se cobraron más de 3.000 vidas y más de un centenar de pueblos de Osetia del Sur fueron destruidos.
Las hostilidades cesaron después de la firma de los acuerdos de Dagomis entre Rusia y Georgia el 24 de junio de 1992. A mediados de julio aparecieron en la región las fuerzas de paz, que consistían de tres batallones —de Rusia, Georgia y Osetia del Sur—.
Se trató de una de las operaciones de mantenimiento de paz más exitosas en el mundo, subrayan en el Ministerio de Defensa de Rusia. Como resultado, decenas de miles de familias lograron regresar a sus vidas normales.
De acuerdo con el actual presidente de Osetia del Sur, Anatoli Bibilov, Rusia "no permitió el exterminio del pueblo de Osetia del Sur".
Moscú elaboró un formato de mantenimiento de la paz único, que ha demostrado su eficacia en Osetia del Sur y que fue reconocido por la OSCE como exitoso, señala el embajador de Rusia en Osetia del Sur, Marat Kulajmetov. Según él, este formato fue el mejor para encarar conflictos en el espacio postsoviético, y es el que sigue funcionando con eficacia en Transnistria.