"Si fracasamos en crear un sistema de defensa planetaria, los humanos seguirán siendo una especie muy vulnerable. Hasta un cambio menor en las condiciones de vida puede matarnos. Por su parte, los tardígrados son casi inmunes a este tipo de amenazas", dijo Rafael Alves Batista de la Universidad de Oxford.
Al analizar los datos recibidos del biosatélite ruso Foton-M3, los científicos hallaron que los tardígrados pueden sobrevivir en el espacio y hasta reproducirse en condiciones de gravedad cero y falta de alimentos y agua.
Cuando los expertos comenzaron a analizar el genoma de los tardígrados, hicieron un descubrimiento que les 'dejó boquiabiertos': más de 6.500 fragmentos de ADN (18%) de 38.000 genes fueron prestados de otros organismos.
La mayoría de las secuencias prestadas provenían de bacterias extremófilas; no obstante, el genoma de los osos de agua consta de genes de diferentes plantas, hongos y arqueobacterias. Recientemente, los científicos se dieron cuenta que sus células contienen proteínas únicas que les protegen de dosis mortales de radiación.
Los expertos analizaron tres tipos de amenazas principales para la vida en la Tierra: el impacto de un asteroide, la explosión de una supernova y un brote de rayos gamma.
Por ejemplo, la evaporación de los océanos terrestres solo es posible en caso de que un asteroide de un tamaño parecido al de Plutón coalicione con nuestro planeta. La posibilidad de este evento especial es casi nula a lo largo de los próximos 4.500 millones de años.
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Por su parte, una supernova debe explotar a una distancia muy cercana a la Tierra para dejar al planeta sin sus recursos acuáticos. La estrella más cercana a la Tierra es Próxima Centauri, ubicada a cuatro años luz de nosotros, y no representa una amenaza.
Según los cálculos, incluso si estos eventos ocurren, ninguno de ellos será capaz de empeorar las condiciones de la vida en nuestro planeta lo suficiente como para que los tardígrados se extingan.
"Al parecer, aniquilar la vida en la Tierra o en cualquier otro planeta habitado es una tarea bastante complicada. La historia de Marte demuestra que en el pasado el planeta rojo tuvo una atmosfera capaz de permitir la existencia de vida", asevera Abraham Loeb de la Universidad de Oxford.
"Organismos con resistencia a la radiación y a bajas temperaturas, semejantes a los tardígrados, pueden habitar bajo la superficie de Marte y en los océanos de Europa [satélite de Júpiter] y Encélado [satélite de Saturno]", agregó.
"La búsqueda y el descubrimiento de este tipo de animales en diferentes partes del sistema solar podrían ayudarnos a entender dónde yace la frontera de la vida", concluyó el científico.