Los recientes vuelos de los aviones de reconocimiento de la Alianza Atlántica cerca de las fronteras de Rusia no son nada inusual: estas operaciones son rutinarias, dado que las partes siempre se espían mutuamente, señala el autor.
Jarlámov recalcó que los recientes incidentes aéreos se destacan por su intensidad y, a su juicio, los militares occidentales están tratando de encontrar brechas en los límites occidentales de Rusia. Como consecuencia, se enfrentan a la reacción rusa, añadió.
Los vuelos de las aeronaves rusas que 'interceptan' a las de la Alianza molestan a Bruselas, que suele tacharlos de 'acciones agresivas', pese al hecho de que las actividades de los aviadores rusos se ajustan estrictamente a las reglas de uso del espacio aéreo sobre aguas internacionales.
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"La Federación de Rusia tiene todo el derecho a decidir independientemente de qué manera controla su propio territorio sin hacer caso a los malhumorados altos cargos de la OTAN. Es más, el bloque se porta de manera irresponsable al aumentar su presión de espionaje", opina Jarlámov.
El columnista recordó que hay expertos que vislumbran señales de los posibles preparativos para la agresión de la OTAN contra Rusia. Sin embargo, el periodista ruso matizó que probablemente no sea así.
Jarlámov recordó que uno de los incidentes más significativos ocurrió a finales de junio sobre las aguas del mar Báltico, cuando un caza F-16 de la OTAN se acercó al avión del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, que se estaba dirigiendo al enclave ruso de Kaliningrado.
"Es interesante saber qué pretenden los funcionarios de la OTAN. Quizá quieran espiar a gran escala a Rusia y aumentar la cantidad de tropas en Polonia y los países bálticos sin pretexto válido, ¿pero de verdad creen que no van a recibir ninguna respuesta de Moscú?", concluyó.