A esta conclusión los especialistas de Genotek llegaron tras estudiar el ADN de más de 2.500 rusos.
"Los genes no afectan de ninguna manera a la disposición de la gente para tomar en las manos un cigarrillo por primera vez. No obstante, a las personas con una versión desfavorable del tal gen DBH les resulta más difícil dejar de fumar. Al conocer su genotipo, uno puede entender qué le impide dejar este hábito: genes o dependencia psicoemocional", explica la médica de la firma Marina Stepkóvskaya.
Con la aprobación en 2013 de las medidas de control del tabaco en un convenio internacional, el número de fumadores en Rusia en los últimos tres ha caído significativamente y ha llegado al nivel más bajo en los últimos siete años.
Últimamente, se han descubierto varios genes, cuyas variaciones pueden influir en lo difícil que sea para una persona renunciar a los cigarrillos.
La situación a este respecto en Rusia no es tan mala como se podría pensar: solo un 15% de los rusos, cuyo ADN examinó Genotek, tenían 'malas' variaciones de los genes CHRNB3 y CTNNA3 que codifican los receptores de nicotina en el cerebro.
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Además, aproximadamente un 81% de la población es portadora de la 'buena' versión del gen DBH que les ayudaría a dejar de fumar rápidamente, y solo un 0,7% de los clientes de la compañía eran portadores de las dos 'malas' variaciones de este tramo de la ADN asociadas con grandes dificultades para dejar el perjudicial hábito.