"El nazismo se ha convertido en la ideología del Estado ucraniano y la responsabilidad histórica la tienen los países occidentales que respaldaron el golpe de Estado perpetrado en Kiev en febrero de 2014", escribió el político en las redes sociales.
Ese fatídico día los radicales ucranianos atacaron por sorpresa decenas de localidades y aldeas pobladas por polacos.
Aksiónov subrayó que en marzo de 2014 los pueblos de Crimea, entre ellos la comunidad polaca de la península, le expresaron un 'no rotundo' a los golpistas de Kiev.
Crimea celebró ese mes un referéndum en el que la mayoría aplastante de los votantes, más del 96%, apoyó la incorporación a Rusia.
"La población de Crimea se solidariza con el pueblo polaco y esperamos que la comunidad internacional condene los crímenes de los nazis ucranianos de hoy, así como condenó los crímenes de Hitler", subrayó el dirigente.
El año pasado, la Cámara baja polaca proclamó el 11 de julio como día nacional en memoria de los compatriotas asesinados entre 1943 y 1945.
El actual presidente ucraniano, Petró Poroshenko, en mayo de 2015 enalteció a los genocidas de UPA al concederles el estatus de 'luchadores por la independencia' y el pago de un subsidio vitalicio.
Desde Moscú condenaron esta decisión e instaron a la comunidad internacional a dar una evaluación adecuada a las autoridades de Ucrania, "un país donde los neonazis pasaron de las palabras a los hechos y mataron a miles de civiles".
UPA, formado en octubre de 1942 como el ala armada de la Organización de Nacionalistas Ucranianos, operaba en el oeste de Ucrania en colaboración con las tropas de la Alemania nazi.
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Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial el grupo seguía luchando contra la Unión Soviética y asesinó a intelectuales, dirigentes y activistas comunistas.