"Sigo creyendo que un pacto todavía es factible y si se logra un acuerdo presentaré legislación para que pueda formarse un Ejecutivo posiblemente tan pronto como esta semana", declaró en el parlamento de Westminster el ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire.
El ministro reconoció que todavía hay "huecos entre los partidos" en cuestiones fundamentales, como el reconocimiento de la lengua irlandesa o la revisión de crímenes y abusos cometidos durante tres décadas de conflicto sectario.
"El hiato no puede prolongarse mucho más", dijo Brokenshire sin fijar la fecha de un nuevo ultimátum.
El ministro conservador tampoco indicó qué decisión tomará si no hay arreglo en las próximas semanas, como sugieren las declaraciones de políticos de ambas comunidades.
Los partidos se recriminan mutuamente el fracaso de las negociaciones y la prolongación del limbo político en Irlanda del Norte.
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De acuerdo con Sinn Fein, el pacto de los partidos Conservador y Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés) para sostener el Gobierno minoritario de Theresa May ha obstaculizado las negociaciones en Belfast.
"El DUP se ha envalentonado en su postura antiigualdad con su alianza con el Gobierno tory, que ha dado prioridad a su propia supervivencia", denunció Conor Murphy, del equipo negociador republicano.
Sammy Wilson, diputado del DUP, acusó al Sinn Fein de acudir al proceso negociador con "precondiciones irrazonables" que, según dijo en los Comunes, equivalen a "chantaje".
Brokenshire tiene tres alternativas si no se salvan las diferencias en los próximo días: congelar la autonomía y gestionar el territorio desde Londres; convocar nuevas elecciones autonómicas (serían las segundas desde marzo); o aparcar las negociaciones con vistas a reanudarlas en otoño.
Este mes comienza la temporada de marchas unionistas en reivindicación de históricas victorias militares sobre católicos que en repetidas ocasiones han actuado como polvorín de disturbios graves en Irlanda del Norte.