"Aquella fortuna yacente en fondos de corales, con el cadáver del comandante flotando de medio lado en el puesto de mando, solía ser evocada por los historiadores como el emblema de la ciudad ahogada en los recuerdos." Así se refiere Gabriel García Márquez al galeón San José en su novela 'El amor en los tiempos del cólera', en la cual el protagonista, Florentino Ariza, que no sabía nadar, se propone buscar el tesoro para dárselo a su enamorada, Fermina Daza.
Casi 310 años después, la segunda batalla por el galeón está en marcha. El presidente Juan Manuel Santos anunció en 2015 el hallazgo del lugar del hundimiento, a unas nueve millas de la Bahía de Cartagena, y a 300 metros de profundidad. Este 12 de junio, comunicó que ya está lista la alianza público-privada para recuperar sus tesoros.
Según el profesor Antonio José Rengifo, doctor en derecho del mar de la Universidad de Londres y director del Centro de Pensamiento de Mares y Océanos de la Universidad Nacional, que lleva casi dos décadas disputando en los tribunales los derechos colombianos sobre el Galeón, hay una serie de fundamentos que explican la pertenencia del tesoro al país suramericano.
"Esto empieza como los procesos de rescate de galeones: en 1980 se presentó una compañía de exploraciones submarinas estadounidense con la intención de buscar el galeón y obtuvo una autorización para empezar a explorar. Si una compañía encuentra un naufragio, tiene la obligación legal de informar en qué coordenadas está. Si eso se da, tiene derecho al rescate sobre un porcentaje determinado por la legislación del país en cuestión", dijo a Sputnik.
En ese momento, la autoridad marítima colombiana le otorgó a la empresa un reconocimiento como "denunciante de tesoros y antigüedades náufragas". En 1994, la firma Sea Search Armada (SSA) anunció que había encontrado el lugar del hundimiento.
La SSA procedió a pedir a la Justicia colombiana la determinación del porcentaje del naufragio que le correspondería. En 2007, tras años de litigios, la Corte Suprema de Justicia dispuso que las piezas halladas en el San José y catalogadas como de valor histórico, artístico y arqueológico serían propiedad del país, y que a la firma SSA le pertenecería la mitad de la parte catalogada como tesoro.
Para rechazar la petición de SSA, Rengifo interpuso una acción popular cuestionando la legalidad de la decisión de 1982 por la cual se le concedieron los derechos a la compañía estadounidense, y cuestionó la sentencia de 2007 de la Corte, por estar basada en ese título ilegítimo.
"Lo que nosotros estamos diciendo es que esos títulos no son legales, porque no se siguieron los procedimientos administrativos para obtener esos derechos lícitamente. Si ahora el Consejo de Estado declara que esos títulos son ilegales, se cae la sentencia de la Corte, porque ellos tomaron los títulos como válidos", agregó.
Todo cambió en 2015, cuando el Gobierno de Juan Manuel Santos anunció que encontró por su cuenta el Galeón, porque la compañía SSA quedó por fuera del reparto.
SSA alegó que el país suramericano pudo ubicar el Galeón gracias a las coordenadas que ellos habían brindado en 1994. Según el abogado Rengifo, esta pretensión no tiene asidero porque los datos que dio la SSA en su momento no cumplían con la obligación de ubicar con exactitud las coordenadas donde estaría el barco.
A esta disputa se podría sumar España, que siempre ha considerado a los galeones como barcos de guerra, y, por lo tanto, de su propiedad, aún si transportaban el oro y las esmeraldas producto del despojo colonial.
En una visita a Colombia en 2016, el ministro de Justicia español, Rafael Catalá Polo, declaró que "ese buque es español, pues según el derecho internacional un barco tiene la nacionalidad de la bandera que lleva cuando se hunde. Ahí están enterrados cientos de españoles que fallecieron con ocasión del naufragio".
Para el experto colombiano en derecho del mar, hay que tener mucho cuidado con las posibles pretensiones españolas. "España ganó un pleito en los tribunales de EEUU sobre otro galeón hundido. Es una presión muy seria frente a lo que ellos llaman sus galeones", advirtió.
"España no improvisa en esto, la cuestión de los galeones es una línea diplomática de ellos, con mucha gente dedicada a sustentar esto, militares, navegantes, historiadores", analizó el abogado y añadió que el país europeo piensa que "no tenemos nada que reclamar".
"Haríamos muy mal en menospreciar a España, una potencia naval que ha ganado varios pleitos en materia de galeones, con una diplomacia bien cimentada, funcionando muy eficazmente", argumentó Rengifo.
La nueva batalla por el Galeón entre el viejo imperio, su ex colonia y los cazatesoros, promete ser emocionante.