"La crisis migratoria está desempeñando un papel importante en el futuro de la UE, aunque a lo largo de la historia ha habido otras. (…) Pero la crisis actual es mucho más profunda. Sin embargo, hay otros asuntos que afectan al futuro de la Unión Europea. Ante todo se trata de [la necesidad de] superar la crisis de deuda y encontrar un nuevo modelo económico. Además, es imprescindible que los políticos europeos encuentren nuevos impulsos que justifiquen la existencia de la UE. La identificación de los intereses europeos, distintos de los de EEUU, podría ser uno de tales impulsos", declaró en una entrevista con Sputnik.
Anteriormente, el expresidente checo, Vaclav Klaus, afirmó que había llegado el momento de empezar a prepararse para el abandono del país de la UE, teniendo en cuenta la creciente presión de Bruselas sobre la acogida de inmigrantes. Eslovaquia atraviesa por el mismo problema.
Fabry señala que los países pequeños, como Eslovaquia, tratan con cuidado el tema del supuesto abandono de la UE.
"Pensando en la salida de la UE, hay que tener una alternativa para el futuro desarrollo. Si no, tal amenaza no va a parecer seria. Además, tras su posible abandono, Eslovaquia se encontraría entre una Ucrania prooccidental y los países miembros de la UE y, en tal situación, sería muy difícil realizar una política independiente. Surge la pregunta, ¿cómo se desarrollarían las relaciones eslovaco-estadounidenses después de ello?", explica.
El experto cree que tanto Bruselas como los países miembros del bloque europeo deben reconocer la responsabilidad que lleva bajo sus hombros cada una de las partes.
"El aislamiento de Bruselas de la realidad es evidente. Por otro lado, muchos países aprovechan las críticas de Bruselas para justificar sus propios fracasos en algunos problemas que tienen que resolver por su cuenta", indica.
Fabry destaca que el problema de la política comunitaria radica en que "trata de realizar sus decisiones aplicando el método directivo, mientras el error de los países miembros es que renuncian a encontrar compromisos".
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En cuanto a los países del Grupo Visegrad, formado por Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa, "tendrían que hacer propuestas propias de forma más enérgica para resolver los problemas que afectan a todos los países europeos, además de defender su postura en las relaciones entre la UE y Washington".