"Hoy queremos dar un paso decisivo para enfrentar la historia de desencuentro de siglos en la Región de la Araucanía (sur). Hemos fallado como país, por eso quiero pedir perdón al pueblo mapuche por los errores y horrores que ha cometido o tolerado el Estado en nuestra relación con ellos", dijo Bachelet en el Palacio de La Moneda (sede de Gobierno).
La mandataria anunció la implementación del Plan Araucanía, un paquete de medidas que busca terminar con el conflicto que sostiene el Estado con los mapuches por el control de los territorios ancestrales de este pueblo.
El plan hace parte de un proyecto de ley que se enviará al parlamento y que incluirá la creación del Ministerio de Pueblos Indígenas y la oficialización del uso del idioma mapudungún.
También se oficializará por ley como feriado nacional el 24 de junio, día del año nuevo mapuche o "We Tripantu".
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En cuanto a las víctimas de la violencia del conflicto en la Araucanía, a quienes también pidió perdón por no poder entregarles la seguridad necesaria, Bachelet anunció una política de protección y un plan especial de apoyo para la recuperación económica de las personas y las empresas afectadas.
La resistencia mapuche se ha expresado en acciones de sabotaje como el incendio de edificaciones y maquinaria forestal así como de los camiones que cargan la madera, entre otras acciones.
La respuesta del Estado se ha basado en la represión mediante la aplicación a los mapuches de la ley antiterrorista adoptada por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Bachelet se refirió a la necesidad de impulsar la producción en la región, para lo cual prometió políticas de desarrollo territorial con inversiones en obra pública, infraestructura educacional y una planificación estratégica para el uso sustentable de los recursos hídricos de la Araucanía.
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Los mapuches mantienen un reclamo histórico al Estado de restitución de sus tierras que les fueron quitadas y entregadas a latifundistas, empresarios forestales y agricultores, además de denunciar la represión policial.