De cada 10 animales víctimas de ese crimen, solamente uno suele sobrevivir, y todavía menos son los que logran ser devueltos a las áreas silvestres de origen, según el diario argentino La Nación. Pues Bola, como fue apodada por sus rescatistas, logró integrar los ínfimos números de esas estadísticas, a pesar de las dificultades en tratar sus heridas.
Bola, el armadillo que sobrevivió al tráfico ilegal y no dejó de sorprender https://t.co/BrSFMrihsH pic.twitter.com/lKMWX0zJf0
— LA NACION (@LANACION) 21 de junio de 2017
Tenía quemaduras en las patas, infecciones y estaba desnutrida. Debido a sus características de acurrucarse y convertirse en una pelota protegida por un espeso caparazón, Bola casi no dejaba que sus cuidadores la medicaran.
Pasados tres meses de tratamiento en un ambiente que simulaba su hábitat natural mientras se gestionaban los trámites para devolverla a una reserva ecológica al norte de Argentina, Antonella se encontró con el segundo milagro: Bola había parido a Bolita.
El bebé armadillo también estuvo cerca de la muerte debido a la dificultad que tenía la madre en amamantarla por la recuperación que atravesaba. Pero lo peor ya se había superado, y bajo los cuidados de un equipo experto, madre e hijo se fortalecieron y lograron volver a la naturaleza.